viernes, 13 de enero de 2012

por los cerros de Úbeda

Leopoldo Saro vigilante del centro de la ciudad

Muchos son los años que la estatua del General ubetense lleva presente en esta tierra, siendo la primera ubicación la plaza primero de Mayo de donde fue trasladada quedándose en la plaza de Andalucía (nombre actual) siendo recordado que ese espacio recibía el nombre del militar por muchos ubetenses.

En este sentido ha sido testigo de los tiempos, teniendo la curiosidad y la memoria viva de que la escultura le representa vestido de campaña, por su decisivo papel en la guerra de Marruecos, siendo uno de los artífices del desembarco de Alhucemas, movimiento que tuvo como resultado la victoria y que le mereció el título de conde de la playa de Ixdrain. No pasan inadvertidos para nadie los agujeros que aprecia, fruto de la mutilación que durante la guerra civil sufrió cuando simbolicamente según se dice fusilaron la estatua, por todo lo que este hombre representaba, si bien no todo fue malo, pues gracias a él tuvimos la construcción de una serie de colegios de instrucción pública como el del Alcázar que lamentablemente tiene otras finalidades poco apropiadas para la función que desempeñó.

Todos recordamos durante la remodelación 

Mi madre, siempre me contaban que cuando trasladaron la estatua a la plaza del mismo nombre, fue colocado de espaldas al banco, para según dicen que no viese, como sus descendientes sacaban arruinados la última peseta del banco, de la que fue una de las familias mas ricas e influyentes de la ciudad. Ha sido testigo de muchos cambios, ha estado allí para lo bueno y para lo malo salvo el tiempo en el que estuvo desterrada, y ha sido la imagen de la plaza durante muchos años.

En mi recuerdo siempre permanece una imagen relacionada con la estatua,  transcurrió una tarde en la que yo estaba con mi padre, taxista de profesión y por tanto muy vinculado con la antigua plaza de Andalucía. Muchas tardes me iba con él a trabajar estando en la plaza jugando y en una de las huelgas que hubo a principios de la década de los noventa, llegó un piquete formado por varias personas a la plaza esgrimiendo un cartel con una cuerda en la parte superior y habilmente uno de estos cogió el cartel se subió a lo alto de la fuente y le colocó a la estatua el cartel a favor de los derechos de los trabajadores. 

En fin unas historias románticas y una instantánea que he querido compartir con vosotros y de la que espero os sirva para ver, valorar y conocer nuestro patrimonio que no necesariamente tiene que ser renacentista en su totalidad.


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