miércoles, 1 de octubre de 2014

Si las piedras hablaran... El Castillo de Sabiote, un palacio defensivo.




Durante el mes de Julio la revista "La Muralla", a la que agradezco eternamente la oportunidad de colaborar con ella, tuvo este artículo publicado sobre el Castillo de Sabiote, una fortaleza única y con gran encanto.

"El que más o el que menos, habrá hecho acto de presencia alguna vez en el Castillo de Sabiote, recientemente restaurado, es uno de los ejemplos de conservación y mantenimiento más claros que tenemos en nuestra provincia y una joya del renacimiento construída por Vandelvira aprovechando el castillo-convento que la orden de Calatrava ocupó y de la que solamente nos queda la muralla norte siendo el resto de los elementos propios del renacimiento.

Cuando Francisco de los Cobos compró el señorío de Sabiote, decidió reconvertir el antiguo castillo calatravo en su residencia de verano a imitación de los grandes señores medievales que habitaban estas fortalezas durante la reconquista, muy probablemente con la intención de compararse con la grandeza de la nobleza militar, siendo él de origen hidalgo.

Digamos que pretendió una modernización de ese concepto caballeresco adaptándolo a su mentalidad humanista e imitando los grandes castillos de los señores italianos que emplearon el renacimiento para engrandecer estas fortalezas, dándole el uso de palacio. Vandelvira creó para él una estructura de gran altura, de sencilla decoración y manteniendo todas las premisas defensivas posibles, con las que una fortaleza de esta envergadura debía contar.

Estratégicamente el lugar mantiene sus mismas prerrogativas, el valle del Guadalimar, con vistas a Sierra Morena, orientado hacia el norte y la fortaleza mantiene su función de inicio y finalización del recinto amurallado de la villa, situado justamente en la vigilancia de la puerta de la Canal. La amenaza puede venir del sur, del mediterráneo y el Castillo debía estar preparado para ello, por lo que el lado sur, al final de la pendiente donde se sitúa Sabiote, debía ser fortalecido teniendo como elección un foso seco, que evitaría cualquier ataque al muro del castillo, primero por la altura, segundo por la separación espacial entre el ataque y el muro y tercero por la facilidad de ataque de los defensores contra los atacantes. Un foso que solamente se puede salvar mediante el puente levadizo que conecta a la entrada principal del edificio y que por su decoración y belleza se convierte además en una entrada monumental a la residencia de un gran señor.

Se aprecia, en la construcción del arco de la puerta las dos grandes aberturas verticales que ejercían la función de rieles para las cadenas que tirarían del puente levadizo y que si se levantaba hacía prácticamente imposible su toma. La estructura y su ubicación favorecen que este recurso se encuentre en un especio cuya pared es curva, que permite que el interior antes de la entrada propiamente a la fortaleza tenga un recibidor que constituye una trampa para todo el que consiga pasar las puertas, difíciles de superar por su robustez y defendidas por varios recursos, ya que el que las atraviesa se ve paralizado, en un lugar del que solamente hay opción de retroceder ante los ataques provenientes de los huecos abiertos en la fachada y que ejercían la función de ser como las antiguas saeteras en los castillos pero aplicadas a armas de fuego.

Estos elementos cuyo nombre oficial es troneras, es llamado por algunos “alcabuceras” o “trabuqueras” por el escaso tamaño de algunas, siendo solo aptas para el uso de estas armas de artillería. Las encontramos por casi todo el perímetro, a excepción de la muralla norte y destacando en lugares como las torres, en la fachada principal, orientadas hacia el punto donde se une el puente levadizo con el borde del foso, en la muralla oeste orientadas hacia la defensa de la puerta de la Canal, algunas de ataque frontal y otras escondidas para atacar por la espalda, y las que se pueden encontrar en la parte inferior del foso cuya función obviamente era la de defender el castillo, de los que intentaran acceder a la puerta principal, para bajar el puente levadizo. Debemos señalar que algunas de esas aberturas fueron utilizadas para colocar cañones y que incluso esas piezas de artillería fueron utilizadas en la batalla de Lepanto. Ya en el siglo XVII se reutilizaron, fundiéndolas para convertirlas en las campanas de la Sacra Capilla del Salvador de Úbeda.


En el interior, propio de todo gran palacio renacentista del que solamente conservamos algunos restos, entre los que encontramos un brocal de pozo empotrado en la fachada y ricamente ornamentado. Además de sus características renacentistas, podemos encontrar elementos defensivos tales como el cuerpo de guardia, los adarves de murallas para vigilar, tanto el interior como el exterior y nos damos cuenta que posee una acanaladura que ejercía la función de recogida del agua de la lluvia y que mediante diversos sistemas de decantación, iría a la parte inferior donde un aljibe permitiría la resistencia, y tendrá relación con el brocal anteriormente mencionado.

Amplias caballerizas, mazmorras y grandes salones completan el interior de una de las fortalezas mejor conservadas de la provincia. Es obvio que dentro de los planes de Francisco de los Cobos, estaba ese detalle de mostrarse poderoso y de mostrarse señor de una villa de su propiedad, mediante una construcción que evocara la grandeza militar y la grandeza política y que hizo de Sabiote, una de las construcciones civiles con más influencia italiana que podemos encontrar en España."


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