lunes, 20 de octubre de 2014

Hoy han empezado los trabajos de demolición de la antigua Cárcel de Úbeda.

Utilizando dramáticamente la frase "la espada de Damocles se cierne sobre ella", hoy han empezado los trabajos de demolición de la antigua Cárcel de Partido de Úbeda. 


Poco importa la estética del edificio, poco importan los movimientos sociales, poco importan que haya iniciativas públicas para darle la declaración que se merece; parece que las prisas por evitar su salvación han hecho que la empresa no se demore en iniciar su destrucción.

No se confunda el lector, no reprocho a la empresa que cumpliendo con el pliego de condiciones esté realizando su trabajo, estoy culpando a la administración que no ha hecho por donde evitarlo hasta ver la resolución y si verdaderamente puede ser catalogado como merece.

Una lona de rafia ha sido colocada para evitar que desde el exterior podamos ver sus avances, no obstante hemos podido ver como la excavadora trabaja, como los techos de uralita son retirados por personas ataviadas con mascarillas; quizás la lona evite que veamos la barbarie económica en  todos los sentidos.

La única maldición de este edificio, es haber sido concebido en lo que aquel tiempo eran las afueras, como disponía la tradición para una cárcel, y no haber sido construído en el casco histórico donde edificios con menos elegancia e historia, conviven con obras de Vandelvira, sin que a nadie le importe lo más mínimo. ¿Qué hubiera pasado si la hubiesen hecho al lado del hospital de Santiago o en pleno casco histórico? Esto me plantea una cosa muy triste y es que el patrimonio de Úbeda nunca se va a incrementar con nuevos edificios monumentales y las zonas nuevas nunca vamos a formar parte de la historia valiosa de esta ciudad. 


Un contenedor rojo en su puerta, preparado para recoger su historia, se lleva con él mi voz y vivencias de niño, de la que sus paredes son testigos y poco a poco el alma de un MONUMENTO, con todas sus letras, se apaga para que los intereses económicos, se vean saciados sobre el patrimonio de los ciudadanos.

¡Qué pobre es el concepto de la historia de quienes nos gobiernan, no consiguiendo incrementar su catálogo!

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