sábado, 18 de agosto de 2012

el pozo bajo la escalera

Mientras la luz de San Lorenzo se apague habrá ubetenses que le lleven velas




Os imagináis que una de las estampas más características de la ciudad de Úbeda desaparece, os imagináis que Úbeda perdiera uno de sus monumentos mas antiguos como consecuencia del abandono y de la desidia por parte de la institución propietaria.



Yo, que me considero creyente y miembro activo de la Iglesia, debo de reconocer cuando la institución eclesiástica no obra bien y en este sentido uno de los elementos que configuran su patrimonio en la diócesis como es el Templo de San Lorenzo en Úbeda, no se está moviendo un dedo para arreglarlo como consecuencia de su abandono por otros monumentos que ellos han considerado más importantes y que en palabras de los representantes; están en uso.

Se achaca la no reparación de este templo a la situación económica actual; cierto es que no son los mejores tiempos para acometer las obras de rescate patrimonial de nada, pero tampoco es mentira que este templo lleva abandonado a su suerte más de 170 años y que nunca nadie se ha preocupado por mantenerlo y que ha habido tiempo de mantenerlo, hasta el punto de que una de las cosas que se han considerado más características del templo como es la yedra, no es otra cosa que el abandono del templo en el que los agentes de destrucción naturales han ejercido una acción de asimilación con el patrimonio incrustándose en ella y haciendo un destrozo que ha sumido al templo en la ruina de la que unos cuantos tratamos de salvarla.

La Iglesia, fue parroquia hasta mediados del siglo XIX, siendo cerrada como tal y mantenida solo para la misa dominical así como para los entierros de los feligreses, pues otro de los atractivos con los que cuenta es un cementerio, hasta la guerra civil de 1936 en la que definitivamente se cerró al culto como respuesta a la profanación republicana y abandonada a su suerte desde entonces.

La yedra, no es la primera vez que moviliza a colectivos, pues desde diferentes grupos se acusó a la Iglesia de su abandono y esta como única respuesta y como forma de darle un poco de tiempo a la ruina del monumento cortaron para evitar que siguiera destruyéndola y en este sentido y como consecuencia una vez más del abandono y desidia el ramón seco resultante ejerce una función de sujección convirtiendo al parásito en simbionte.




Ahora nos preguntamos si lo que estamos haciendo va a servir para algo, si la Iglesia va a dejar definitivamente abandonado un monumento del siglo XIII uno de los más antiguos de la ciudad, una Iglesia que da vida a todo un barrio, que es la razón de ser de muchas de nuestras estampas y que sería un recurso potencial en una ciudad patrimonio de la humanidad en la que podríamos hablar de una Iglesia antigua, pero con el valor añadido de que su cierre trajo como consecuencia la posibilidad de dar a conocer la historia de la propia Iglesia, pues el cementerio es un testimonio de la muerte en tiempos remotos y el cierre antes del concilio Vaticano II nos habla del altar de espaldas al pueblo.

No es la yedra, es la espadaña, no es una Iglesia es un monumento, no es un edificio viejo es un pedazo de nuestra historia y sin duda lamentaremos y muchos dejar que se pierda, pues muchos de nuestros recuerdos se irán con ella y a la larga sentiremos más la pérdida de lo que nos imaginamos, luchemos contra esto, Salvemos San Lorenzo.

Esperemos que pronto se le de una solución y que los ubetenses podamos gozar de este monumento igual que gozamos de otros como Santa María igual de beneficioso para el turismo como la Catedral de Jaén y Baeza, monumentos que parece que importan más... por algo será.




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