miércoles, 14 de diciembre de 2011

La emoción de ser ubetense

San Juan de la Cruz ha muerto



Probablemente a las doce de la noche del 14 de Diciembre de 1591, recién estrenado el día pasara lo mismo que pasó anoche. Estando yo en mi casa tan tranquilo hablando por el ordenador con una amiga, escuché un ruído de campanas y un fuerte escalofrío recorrió mi cuerpo porque me percaté de que era la conmemoración de la muerte de una de nuestras figuras universales en Úbeda. No puedes evitar pensar en como tuvo que ser ese momento, un momento en el que los ubetenses probablemente lamentaran más que nadie la muerte del que había predicado para ellos, del que proclamaban santo, hombre bueno, padre de los pobres y en este sentido además tan cerca de la Ermita (hoy desaparecida) del patrón.



Dejando a un lado los ámbitos religiosos tenemos que pensar, que San Juan o Fray Juan de la Cruz, fue una persona "revolucionaria" si bien debemos matizar que fue para su época, un avanzado, una persona que luchó contra el apego material que la institución para la que servía practicaba, convirtiéndose de esta manera en una sierva de los intereses políticos y realizando una paradógica dualidad siendo Santa y a su vez Meretriz.



Hay dos cosas que recuerdo con especial cariño de la vida del Santo Poeta, la fundación de su primer convento en Duruelo y la escena de la muerte.



San Juan recibió de Santa Teresa el encargo de llevar la reforma de la Iglesia en la orden del Carmelo a los varones y en este sentido fue a un pueblecito llamado Duruelo en el que fundó un convento en un lugar apartado y abandonado, un establo medio derruido y miserable, en el que San Juan puso muchas espererazas y que trabajó para reconstruir partiendo de la base de la maravillosa idea que por su mente pasó, comparando ese lugar de miseria y ruina con el lugar en el que Cristo se hizo entre nosotros.



En cuanto a la muerte que es lo que hoy conmemoramos, siempre una cosa hermosa y a la vez que denota la fortaleza espiritual, intelectual y de convicciones que este personaje tenía. Mientras moría los frailes le leían los responsos de muerte y San Juan de la Cruz dijo que no, que el no quería oraciones de muertos que el quería morir como vivió con poesía, esuchando los versos del libro en el que se inspiró para crear el Cántico Espiritual, la obra más grande de su carrera poética. El Cantar de los Cantares, un libro considerado pecaminoso o poco recomendable pese a estar en la Biblia, porque hablaba del amor carnal y la lascivia, cosa que la Iglesia siempre ha tenido mal vista y que San Juan al igual que otras personas que por este libro padecieron los castigos mundanos pese a querer honrar al altísimo. Pues bien estas personas, incluidas nuestro Santo, entienden que es una gran metáfora del amor perfecto entre el hombre y la mujer equiparable al que Dios siente por la humanidad. Exigió que se lo leyeran y los frailes como última voluntad tuvieron a bien concedérsela. Sin duda un feliz descanso.

Sin duda una persona irrepetible, no ha dejado indiferente a nadie, tanto a creyentes como a ateos: Julio Anguita, el Papa Juan Pablo, Antonio Gala, Unamuno, Salvador Dalí, Chillida, etc., disfrutad con el recital de la noche oscura del alma y si teneis ocasión acercaros al convento y ved el museo en el día que se conmemora su muerte.






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