lunes, 4 de mayo de 2015

'In Flanders Fields' un poema centenario.


Una de las flores más ignoradas, despreciada y considera casi una maleza es la Amapola, flor que a mí en particular siempre me ha parecido un bello y delicado regalo de la naturaleza, utilizada antaño por sus efectos opiáceos, y que tristemente no puede competir con otros frutos silvestres de la tierra.

Viendo los campos llenos de estas joyas, me he acordado de un poema que he descubierto recientemente y que de manera casual el pasado domingo día 3 de mayo cumplió cien años. Se trata de un poema bélico llamado 'In Flanders Fields' (en los campos de Flandes), compuesto en 1915 por el médico militar de origen canadiense John McCrae, en el marco de la I Guerra Mundial tras la segunda batalla de Ypres (Bélgica), donde el doctor perdió a uno de sus amigos, quien en su agonía y observando los campos de Flandes, sembrados de cruces donde crecían silvestres las amapolas, inspiraron al autor.


El poema muestra la crudeza de la lucha y ensalza el valor de quienes dieron su vida para vencer al enemigo, haciendo un llamamiento a mantener la fe y defender la causa, que incluso fue utilizado para potenciar el apoyo a la Gran Guerra, como base de campaña de bonos de guerra y ensalzamiento del patriotismo del imperio británico. 

En los países de la Commonwealth, se engalanan con amapolas en las solapas para recordar a los caídos en la Gran Guerra, gesto inspirado por este poema.

Independientemente de la falta de pacifismo que este poema ofrece, estamos delante de un testimonio de la I Guerra Mundial, escrito por quienes la vivieron y padecieron los combates, recordándonos el sistema de trincheras que ensordecía cualquier síntoma de belleza y que hacía sentir a todos los que formaron parte de ellas como que ya no vivían, sino que eran muertos, que como tales estaban rodeados de amapolas.

Os dejo el poema transcrito al español:


En los campos de Flandes
crecen las amapolas.
Fila tras fila
entre las cruces que señalan nuestras tumbas.
Y en el cielo aún vuela y canta la valiente alondra,
escasamente oída por el ruido de los cañones.

Somos los muertos.
Hace pocos días vivíamos,
cantábamos, amábamos y eramos amados.
Ahora yacemos en los campos de Flandes.
Contra el enemigo continuad nuestra lucha,
tomad la antorcha que os arrojan nuestras manos agotadas


No hay comentarios:

Publicar un comentario