Durante el mes de Julio la revista "La Muralla", a la que agradezco eternamente la oportunidad de colaborar con ella, tuvo este artículo publicado sobre el Castillo de Sabiote, una fortaleza única y con gran encanto.
"El que más o el que menos, habrá hecho acto de presencia alguna
vez en el Castillo de Sabiote, recientemente restaurado, es uno de los ejemplos
de conservación y mantenimiento más claros que tenemos en nuestra provincia y
una joya del renacimiento construída por Vandelvira aprovechando el castillo-convento
que la orden de Calatrava ocupó y de la que solamente nos queda la muralla
norte siendo el resto de los elementos propios del renacimiento.
Cuando Francisco de los Cobos compró el señorío de Sabiote,
decidió reconvertir el antiguo castillo calatravo en su residencia de verano a
imitación de los grandes señores medievales que habitaban estas fortalezas
durante la reconquista, muy probablemente con la intención de compararse con la
grandeza de la nobleza militar, siendo él de origen hidalgo.
Digamos que pretendió una modernización de ese concepto
caballeresco adaptándolo a su mentalidad humanista e imitando los grandes
castillos de los señores italianos que emplearon el renacimiento para
engrandecer estas fortalezas, dándole el uso de palacio. Vandelvira creó para
él una estructura de gran altura, de sencilla decoración y manteniendo todas
las premisas defensivas posibles, con las que una fortaleza de esta envergadura
debía contar.
Estratégicamente el lugar mantiene sus mismas prerrogativas, el
valle del Guadalimar, con vistas a Sierra Morena, orientado hacia el norte y la
fortaleza mantiene su función de inicio y finalización del recinto amurallado
de la villa, situado justamente en la vigilancia de la puerta de la Canal. La
amenaza puede venir del sur, del mediterráneo y el Castillo debía estar
preparado para ello, por lo que el lado sur, al final de la pendiente donde se
sitúa Sabiote, debía ser fortalecido teniendo como elección un foso seco, que
evitaría cualquier ataque al muro del castillo, primero por la altura, segundo
por la separación espacial entre el ataque y el muro y tercero por la facilidad
de ataque de los defensores contra los atacantes. Un foso que solamente se
puede salvar mediante el puente levadizo que conecta a la entrada principal del
edificio y que por su decoración y belleza se convierte además en una entrada
monumental a la residencia de un gran señor.
Se aprecia, en la construcción del arco de la puerta las dos
grandes aberturas verticales que ejercían la función de rieles para las cadenas
que tirarían del puente levadizo y que si se levantaba hacía prácticamente
imposible su toma. La estructura y su ubicación favorecen que este recurso se
encuentre en un especio cuya pared es curva, que permite que el interior antes
de la entrada propiamente a la fortaleza tenga un recibidor que constituye una
trampa para todo el que consiga pasar las puertas, difíciles de superar por su
robustez y defendidas por varios recursos, ya que el que las atraviesa se ve paralizado,
en un lugar del que solamente hay opción de retroceder ante los ataques
provenientes de los huecos abiertos en la fachada y que ejercían la función de
ser como las antiguas saeteras en los castillos pero aplicadas a armas de
fuego.
Estos elementos cuyo nombre oficial es troneras, es llamado por
algunos “alcabuceras” o “trabuqueras” por el escaso tamaño de algunas, siendo
solo aptas para el uso de estas armas de artillería. Las encontramos por casi
todo el perímetro, a excepción de la muralla norte y destacando en lugares como
las torres, en la fachada principal, orientadas hacia el punto donde se une el
puente levadizo con el borde del foso, en la muralla oeste orientadas hacia la
defensa de la puerta de la Canal, algunas de ataque frontal y otras escondidas
para atacar por la espalda, y las que se pueden encontrar en la parte inferior
del foso cuya función obviamente era la de defender el castillo, de los que
intentaran acceder a la puerta principal, para bajar el puente levadizo.
Debemos señalar que algunas de esas aberturas fueron utilizadas para colocar
cañones y que incluso esas piezas de artillería fueron utilizadas en la batalla
de Lepanto. Ya en el siglo XVII se reutilizaron, fundiéndolas para convertirlas
en las campanas de la Sacra Capilla del Salvador de Úbeda.
En el interior, propio de todo gran palacio renacentista del que
solamente conservamos algunos restos, entre los que encontramos un brocal de
pozo empotrado en la fachada y ricamente ornamentado. Además de sus
características renacentistas, podemos encontrar elementos defensivos tales
como el cuerpo de guardia, los adarves de murallas para vigilar, tanto el
interior como el exterior y nos damos cuenta que posee una acanaladura que
ejercía la función de recogida del agua de la lluvia y que mediante diversos
sistemas de decantación, iría a la parte inferior donde un aljibe permitiría la
resistencia, y tendrá relación con el brocal anteriormente mencionado.
Amplias caballerizas, mazmorras y grandes salones completan el
interior de una de las fortalezas mejor conservadas de la provincia. Es obvio
que dentro de los planes de Francisco de los Cobos, estaba ese detalle de
mostrarse poderoso y de mostrarse señor de una villa de su propiedad, mediante
una construcción que evocara la grandeza militar y la grandeza política y que
hizo de Sabiote, una de las construcciones civiles con más influencia italiana
que podemos encontrar en España."